Estoy encantada de poder decir lo que, para mí, supone una sesión de cuencos y otros instrumentos con Uli.
Pues bien, supone sentir una paz, un reposo físico, energético y espiritual, que no siempre es alcanzable con esta disciplina.
Cada concierto es diferente. Ella deja volar su sensibilidad y su intuición para tocar el cuenco preciso en cada momento y a cada persona. Suele ser una música muy sutil y dulce que llega muy profundo.
Y la misma profundidad de penetración suelen tener sus palabras y comentarios fuera de la sesión, cuando se comenta una reacción o un sentimiento, o emoción, surgida en la misma.
Yo la recomiendo, sin ninguna duda.
Namasté.