El sonido de los cuencos tibetanos (a través de los armónicos) calma la mente, apacigua el cuerpo y ayuda a soltar. Su sonido recarga nuestro sistema energético, alivia el sufrimiento y el dolor (físico y emocional), reduce la ansiedad, la angustia, el estrés, la depresión, la tristeza, el insomnio y la hiperactividad.
Refuerza la autoestima, la creatividad y la motivación!
Además el sonido modifica nuestras ondas cerebrales, ayudándonos a entrar en otros niveles de conciencia, donde son posibles los estados de sanación espontánea y estados místicos, haciéndonos más receptivos al auto-sanación y entrando en una relajación profunda.